El Gourmet Urbano: Abraham Quintero: Descubrimiento gastronómico de América: El pan de maíz

viernes, 13 de enero de 2012

Abraham Quintero: Descubrimiento gastronómico de América: El pan de maíz

Descubrir, según los diccionarios, es sinónimo de revelar, publicar, averiguar y mostrar, y da la idea de destapar o dar a conocer lo oculto. El descubrimiento del que comentaré hoy es más importante que el oro y la plata de los incas y aztecas, y más valioso que las míticas riquezas de El Dorado.
 
arepas hallaquita
 
Para 1492 los europeos no conocían productos tales como el maíz, la papa, el tomate, el pimentón, la vainilla, el cacao o el tabaco, entre muchos otros que hoy son de consumo frecuente. También los alimentos del viejo mundo eran completamente desconocidos por los aborígenes: ganados caballar, caprino, bovino, u ovino, azúcar, trigo, arroz, zanahorias o berenjenas. El hombre moderno no puede imaginarse una mesa en la que no aparezcan juntos, de una u otra manera, la combinación de estos elementos. El encuentro de ingredientes del nuevo y viejo mundo revolucionaron las mesas de Europa, América, África y, en menor medida, Asia. Sin el descubrimiento gastronómico de América, los italianos no tendrían salsa napolitana ni polenta, no habría chocolates suizos, ni vinos argentinos o chilenos.


Es curioso leer las descripciones que dan los cronistas de Indias de los productos que observaron y se vieron obligados a comer a falta de los de Castilla. Veamos algo de lo que nos dice Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés en su Sumario de la Natural Historia de las Indias sobre la alimentación los indios (respetando la redacción del siglo XVI):
 
“En la dicha isla Española tienen los indios y los cristianos, que después usan el pan de los indios, dos maneras de ello. La una es maíz, que es grano, y la otra cazabe que es raíz. (...) Cogido este pan y puesto en casa, se come de esta manera: en las islas comíanlo en grano tostado, o estando tierno casi en leche; y después que los cristianos allí poblaron, dase a los caballos y bestias de que se sirven, y esles muy grande mantenimiento; pero en Tierra Firme tienen otro uso de ese pan los indios, y es de esta manera: las indias especialmente lo muelen en una piedra algo concavada, con otra redonda que en las manos traen, a fuerza de brazos, como suelen los pintores moler los colores, y echando de poco en poco agua, la cual así moliendo se mezcla con el maíz, y sale de allí una manera de pasta como masa, y toman un poco de aquello y envuélvenlo en una hoja de hierba, que ya ellos tienen para eso, o en una hoja de la caña del propio maíz o otra semejante, y échanlo en las brasas, y ásase, y endurécese, y tórnase como pan blanco y hace su corteza por desuso, y de dentro de este bollo está la miga algo más tierna que la corteza; y hanse de comer caliente porque estando frío, ni tiene buen sabor ni es tan bueno de mascar, porque está más seco y áspero. También estos bollos se cuecen, pero no tienen tan buen gusto; y este pan, después de cocido o asado, no se sostiene sino muy pocos días, y luego, desde a cuatro o cinco días, se enmohece y no está de comer.”

 
Vemos pues, en este extracto, cómo se molía el maíz en el metate “como suelen los pintores moler los colores” y dos tipos de hallaquitas: asada a la brasa y otra hervida. También en el mismo libro nos explica qué es la yuca, sus variedades y cómo se procesa para hacer el cazabe y de "los mantenimientos de los indios allende del pan que es dicho".
 
Galeotto de Giovanbaptista Cey, comerciante florentino que fue testigo de primera línea de los primeros años de la conquista y colonización del territorio venezolano (1539-1553), dejó también un valioso testimonio de la época, no sólo de acontecimientos de importancia como la fundación de El Tocuyo, el asesinato de Felipe de Utre y Bartolomé Welser, o la apertura de una ruta comercial terrestre hacia Bogotá, sino también describió el país y las costumbres de los naturales. Me refiero a su Viaje y Descripción de las Indias (Fundación Banco Venezolano de Crédito, Colección V Centenario del Encuentro de Dos Mundos, Caracas, 1995), publicado a su regreso a Europa en italiano florentino. Es un texto sumamente interesante e ilustrativo. Veamos extractos de lo que nos dice con respecto al maíz y su uso entre los pobladores.
 
… Como he dicho, en Tierra Firme hay más variedades y, el más tierno, que lo llaman “cariaco”, es muy agradable para pan, pero el fruto es escaso: da las espigas pequeñas y se da en 3 meses y algunos en 40 días, pero el otro, para los caballos y los puercos y para durar es mejor.
 
Se come este grano de todas formas: cuando está fresco en leche, cocidas las mazorcas o asadas bajo las brasas, y aún crudo, que es muy sabroso, pero genera mucha sangre, alguna fiebre, picazón y furúnculos (¿A quién se le ocurre comer jojoto crudo?)
 
Para hacer pan, si es del duro de Yucatán, lo ponen en remojo de un día para el otro y lo muelen en ciertas piedras (…) dándole encima con otra piedra como hacen los pintores los colores; pónese una india en cuclillas o arrodillada, por un costado de la piedra, poniéndole encima en su lado cóncavo un puñado del grano y un poco de agua y con la piedra a dos manos lo va moliendo, hasta que lo hace masa, después hacen unas panelitas como pastillas de jabón y las envuelven en hojas del mismo maíz o de caña y poniéndolas a cocer en una vasija grande de tierra, donde caben muchas, dándole a cada indio una o dos y algunas veces las guardan tanto que se vuelven ácidas y corrompidas y entonces dicen que están buenas y a menudo dejan agriar o endurecer la masa un día o dos, y a esta clase de pan llaman “hallaca”.
 
Hacen otra suerte de pan a modo de tortillas, de un dedo de grueso redondas y grandes como un plato a la francesa, o poco más o menos, y las ponen a cocer en una tortera sobre el fuego, untándola con grasa para que no se peguen, volteándolas hasta que estén cocidas por ambos lados y a esta clase llaman “arepas” y algunos “fecteguas” Hacen otros panes pequeños y redondos, que los cuecen bajo las brasas y a estos llaman “abotzos” , así lo han aprendido a hacer de nosotros en ciertos anafes de barro.
 
Fernández de Oviedo y Galeotto Cey, como tantos europeos del siglo XVI, se atrevieron a probar -y aceptaron- la oferta gastronómica indígena. Hubo intercambio y los indígenas aprendieron de los europeos a hacer sus panecillos en anafe y éstos a comer arepas y hallaquitas, que fueron variando con el tiempo. Ese fue el inicio de la cocina mestiza o criolla, en la que se maridaron y fusionaron elementos, ingredientes y técnicas de América, África y Europa. Cada vez que comamos arepas o hallaquitas, recordemos a sus creadores y pensemos en su evolución en el tiempo y asumámoslas como parte de nuestro patrimonio cultural.
 
Abraham Quintero



No hay comentarios. :